Los tratamientos de implantología son una de las herramientas terapéuticas más y mejor empleadas en el campo de la odontología, para resolver ausencias o dientes que tienen un pronóstico desfavorable. Siguen siendo tratamientos duraderos, seguros, eficaces y cada vez más rápidos. Aun así, no están exentos de posibles complicaciones asociadas al tratamiento, tanto en fases tempranas como tardías.
Los tejidos periimplantarios, que rodean los implantes dentales, pueden desarrollar lesiones inflamatorias que se conocen como enfermedades periimplantarias. Según sus características podemos distinguir dos tipos:
- Mucositis: lesión inflamatoria limitada a la mucosa circundante sin que exista pérdida ósea alrededor del implante. La presencia de sangrado al sondaje y profundidades de sondaje ≥ 4 mm en ausencia de pérdida ósea han sido propuestos como criterios diagnósticos para mucositis periimplantaria (Renvert et al. 2007).
- Periimplantitis: lesión inflamatoria en la que se produce además pérdida progresiva de hueso de soporte. La presencia de sangrado al sondaje, profundidades de sondaje ≥ 5 mm en presencia de pérdida ósea han sido propuestos como criterios diagnósticos para periimplantitis (Ferreira et al. 2006; Karoussis et al. 2004).
Se estima una prevalencia de la mucositis periimplantaria en el 79% de los pacientes y un 50% de los implantes (Roos-Jansaker et al. 2006b). En el caso de la periimplantitis estas cifras serían entre un 28% y un 56% de los pacientes y entre un 12% y un 43% de los implantes (Zitzmann et al. 2008).
Etiológicamente, se entiende que ambos procesos son de naturaleza infecciosa producidas por el biofilm bacteriano que se instaura en los implantes. Existe suficiente evidencia científica que apoya la teoría infecciosa como factor etiológico primario en el desarrollo de estas enfermedades (Mombelli et al. 1998).
Se ha demostrado que lo más efectivo en el manejo del paciente es el evitar situaciones que predisponen o aumentan el riesgo de desarrollar dichas patologías. Entre los factores a tener en cuenta se ordenan los siguientes:
- Mala higiene oral: la mala higiene oral se asocia con una alta prevalencia de periimplantitis (OR 14,3 95% CI 2,0-4,1) (Ferreira et al. 2006).
- Periodontitis no tratada o bolsas periodontales residuales: los pacientes con periodontitis no tratadas o con bolsas periodontales residuales tienen mayor riesgo (RR 2,21) de desarrollar periimplantitis (Sgolastra et al. 2015).
- Infecciones endodónticas: en dientes adyacentes o colocación de implantes en alveolos postextracción de dientes con infecciones endodónticas, puede ser causa de fallo en la osteointegración de los implantes (Shaffer et al. 1998).
- Encía queratinizada: la ausencia de encía queratinizada aumentaría la probabilidad para el desarrollo de las enfermedades periimplantarias (Lin et al. 2013).
- Tabaco: el tabaco representa el principal factor de riesgo sistémico para el desarrollo de estas enfermedades (Clementini et al. 2014).
- Diabetes Mellitus: los pacientes diabéticos con un mal control metabólico tienen un mayor riesgo de fracaso en el tratamiento con implantes (Ferreira et al. 2006).
- Osteoporosis: la osteoporosis no supone un problema ni a corto ni a largo plazo para la realización del tratamiento con implantes (Friberg et al. 2001).
- Genética: polimorfismo (IL-1). No se ha asociado a un incremento en el riesgo para desarrollar problemas periimplantarios, aunque pudiera tener un efecto sinérgico junto con el tabaco (Gruica et al. 2004).
- Cementitis: la presencia de restos de cemento en las prótesis cementadas sobre implantes se ha relacionado con el desarrollo de periimplantitis (Wilson 2009).
- Superficie del implante: la lesión inflamatoria es mayor en implantes de superficie rugosa que en los de superficie pulida cuando se induce una periimplantitis experimental (Albouy et al. 2012).
¿Cómo se diagnostican estas patologías desde el sillón dental?
- Sondaje periimplantario. La profundidad de sondaje y el nivel de inserción son fundamentales para un adecuado diagnóstico. Un aumento en la profundidad de sondaje podría estar asociado con pérdida ósea.
- La ausencia de sangrado al sondaje sería un indicador de salud periimplantaria con un gran valor predictivo negativo. Localizaciones con mucositis exhiben sangrado en el 67% de los casos y localizaciones con periimplantitis en el 91% de los casos (Lang et al. 1994).
- La presencia de supuración estaría asociada con lesiones avanzadas (Roos-Jansaker et al. 2006a).
- La movilidad se asocia a pérdida de osteointegración del implante y conlleva la explantación del mismo. La movilidad de un implante es un síntoma tardío, por lo tanto, la movilidad no es de utilidad para el diagnóstico precoz de la periimplantitis (Heitz-Mayfield, 2008).
Para evitar llegar a estadios tan tardíos sin posibilidad de tratamiento, se preconiza el seguimiento mediante el adecuado examen radiográfico. Se deberían realizar exámenes radiográficos en el momento de la conexión protésica y posteriormente a lo largo del tiempo. Las técnicas radiográficas convencionales solo permiten determinar los niveles óseos interproximales. Las técnicas radiográficas avanzadas (tomografía computerizada) aportarían una mayor información.
Los tratamientos a llevar a cabo si se detecta algún tipo de enfermedad periimplantaria son:
- Tratamientos no quirúrgicos como medida preventiva de la periimplantitis y control de las entidades menores como la mucositis. Fundamentalmente se reduce al control mecánico del biofilm por parte de los pacientes, es decir, una adecuada higiene con el apoyo de coadyvantes entre los que se encuentran las pastas de dientes y los colutorios antimicrobianos (clorhexidina).
- Entre los tratamientos quirúrgicos, se han propuesto cirugía de acceso, cirugía resectiva y cirugía regenerativa con diferentes resultados.
Es por todo lo anterior que nosotros destacamos como clave el mantenimiento y prevención mediante un seguimiento de todos los tratamientos realizados, desde los más pequeños hasta las rehabilitaciones completas, con el objetivo de evitar las patologías periimplantarias en cualquiera de sus formas, o para al menos reducir dentro de lo posible las consecuencias derivadas de una respuesta clínica tardía.
Dr. Héctor Dejean.
Cirujano Oral del Equipo Vericat
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